jueves, 15 de octubre de 2009


Telekinesis Avanzada - Guia Definitva - etelekia.com.ar


Telekinesis - Guía Definitiva - Etelekia.com.ar

Primero vamos a comenzar con algo básico, pero importante. Como habrás visto en muchos lugares siempre se menciona la meditación. Ahora bien hay muchas formas de meditar. Yo recomiendo la que muestro mas abajo la cual mas allá de conseguir su fin de relajarnos para nuestro fin también nos cargara de energía para lograr nuestro objetivo.

Pranayama - Técnica para el control de la respiración



Alza una de tus manos a la altura de tu cara. Posiciona uno de tus pulgares en uno de los orificios nasales y tu dedo índice en el otro. Cierra con suavidad uno de los orificios con tu pulgar, bloqueando el paso del aire por uno de ellos. Inspira por el otro orificio con lentitud, usando la primera técnica. Mantén la respiración durante un segundo... concentrándote en la quietud... después exhala. Quita tu pulgar, y pon tu dedo índice en su orificio correspondiente e inspira... concentrándote en el medio... expira.

Continúa alternando con una inhalación/exhalación completa por cada dedo/pulgar. Haz esto entre ocho y diez ciclos. Esta respiración te calmará, pero al mismo tiempo vigoriza los chakras.

Una vez realizado este importante paso que quizás te tome unos 5 a 10 minutos. El tiempo no es importante. Lo importante es disfrutar de dicha meditación, sentir la calma y eliminar las ansiedades.
Tomamos el objeto con el cual vamos a practicar. Es importante comenzar con algo pequeño y fácil de manipular.
Haber, desde que se invento el psiwheel no hizo mas que trabajar a las personas en sus progresos, por eso preferiría que no empecéis por ahí.
Dicho artefacto es muy fácil de movilizar por muchos factores (aire, calor, respiración, estática, etc.) y finalmente no hará más que llenarles de dudas a su subconsciente.
El subconsciente, es nuestro bloqueo natural. El que nos impide realizar "milagros". La creencia absoluta, nos libera. Solo que no es tan fácil. Decir que creo, no significa que realmente lo hagas.
Por eso es tan importante la meditación, nos despeja de toda duda, nos relaja. Debemos olvidar si creemos o no.
Volviendo al tema de los objetos, ya queda explicado que descartamos al psiwheel. Prueba con algún objeto cilíndrico, que sea fácil de rodar creo que es lo mejor para comenzar.

Trasferencia de energía

Una vez que tienes ese objeto, procura estar cómodo. Has unas pruebas con el objeto moviéndolo y haciéndolo rodar por la superficie que elegiste, para ver que realmente no requiere de mucha fuerza para ser movido.
Luego déjalo sobre la superficie en una posición q te resulte cómoda para tu vista y para tus manos.

Las manos son la forma más rápida y directa de proyectar nuestra energía. No son necesarias, pero es la vía más rápida y por ahora nos interesa justamente el éxito rápido.
Es recomendable no apoyar la manos sobre la superficie elegida, deben estar suspendidas y no tocar la superficie. Esto se debe que al tocar la superficie, la mano o el brazo, entran en estado de descanso y nos impedirá sentir el flujo de energía.

Antes de ponernos a transmitir la energía hacia el objeto para moverlo. Comprender lo siguiente. La energía que sale de nuestro cuerpo, como la que rodea todo y cada uno de los objetos físicos es una forma de energía "pura" por darle un nombre.
Ahora bien, esa energía al igual que cualquier otra, se puede trasformar en cualquier otra energía, solo que en este caso, nuestra mente, es la única que tiene el poder de trasformarla.

Pues bien, es importante que tengas claro que tipo de energía te sienta cómoda, para trasformar la tuya y lograr el objetivo de mover el objeto.
La energía "pura" que sale de tu cuerpo no moverá el objeto, ya que no puede hacerlo. Debe trasformarse. La mayoría de los telekineticos, trasforman esa energía en energía electromagnética, creando así un campo magnético capas de influenciar así los objetos a su alrededor.

Video de Electromagnetismo para entender mejor el concepto



Finalmente, trasferir sus energías, recuerden que su cuerpo esta cargado de energía, no dejen nunca de respirar es importante, así nunca se agota la corriente de energía que entra a sus cuerpos. Deben sentirlo y mover esa energía desde su estomago hacia sus manos.
Ahora bien cada mano, representara un polo magnético (norte o sur) y el objeto en cuestión también tendrá su polo norte o sur.
El objeto se movería ahora acorde a esta ley de movimiento q produce un simple imán. Así podrás o atraer el objeto hacia ti, o empujarlo. (Polos opuestos se atraen, iguales se rechazan).

A no desesperar si no sale. El paso mas importante es cuando liberas tu energía desde tus manos. Quizás una manera más simple aun de empezar. Seria con una brújula, así podrás medir tu fuerza magnética. O ponerla cerca del objeto que quieres mover.
Así sabrás que estas logrando convertir tu energía o no.

Espero que esta realmente sea una guía definitiva, y que finalmente logren hacer el milagro. El secreto esta en trasformar la energía. Hasta pronto!

Se prohíbe la copia parcial o total de este documento, todos los derechos pertenecen a Etelekia.com.ar


lunes, 28 de septiembre de 2009















Fuente: http://www.youtube.com/user/godspeed09?view=videos

martes, 22 de septiembre de 2009







En Monarcas estamos comprometidos con nuestra misión informativa, y por ello respondemos cada pregunta o consulta que recibimos mediante nuestro sitio web; sin embargo, muchas de las preguntas o consultas que recibimos diariamente ya han sido respondidas anteriormente y le podría ser de utilidad conocerlas.

En este resumen, intentamos exponer las consultas más frecuentes.
¿Qué son exactamente el VIH y el SIDA?

Según la teoría tradicional, el VIH se entiende como “Virus de Inmuno-Deficiencia Humana”. Este virus sería del tipo Retrovirus Lentivirae (Lentivirus) y que sería el causante del SIDA. Esta teoría fué dada a conocer al mundo por Luc Montagnier en Francia en el año 1983 sin suficientes pruebas científicas que lo respaldaran.

El SIDA se refiere a “Síndrome de Inmuno-Deficiencia Humana” y es el estado más crítico del estado inmunológico de una persona. En este estado, el cuerpo estará propenso a contraer cualquier enfermedad, dado que no posee ningún tipo de defensa ni respuesta contra cualquier mal.
¿Existe o no el VIH?

El virus del “VIH” nunca ha sido aislado en ningún laboratorio del mundo. Tampoco ha podido ser fotografiado ni se ha comprobado con precisión el mecanismo en como se supone atacaría a las células del cuerpo humano. Esto significaría que el “VIH” realmente no existe. El SIDA, como “Síndrome de Inmuno-Deficiencia Humana” sí existe y es una peligrosa realidad. Diariamente, gente al rededor del mundo muere debido al pésimo estado de su sistema inmune.
¿Existe riesgo de contagio?

No. Dado que el virus del VIH no existe, no hay riesgo de contagio. De todos modos, es recomendable tomar las precauciones necesarias, pues aún existen muchas enfermedades distintas de transmisión sexual.
¿Qué hacer si me diagnosticaron como seropositivo?

En principio, mantener la calma. El estrés celular generado por estos resultados merma la salud y decrece las posibilidades de una recuperación veloz. Es importante reconocer los factores que pueden haber provocado este déficit en el sistema. El primer paso en el tratamiento de recuperación será justamente suspender las conductas que lleven al cuerpo a este estado, luego se evaluará de la alimentación y tipo de nutrición a llevar, y es recomendable llevar una terapia alternativa para la desintoxicación del cuerpo y estimular la recuperación y fuerza de las células estresadas.
¿Cómo puedo ayudar a un familiar o amigo con SIDA?

Hablandole de esta nueva alternativa. Recomendándole informarse o mostrarle la información, audios, videos y material impreso que difunde Monarcas. El movimiento disidente en el mundo es grande y la internet es el medio ideal para encontrar información. Monarcas ofrece una esperanza de vida en lugarde una condena de muerte.
¿Cómo puedo evitar el SIDA?

vitando conductas nocivas o agentes estresantes que puedan deteriorar o afectar la salud, tales como las drogas, el alcohol, la poligamia, falta de sueño, exceso de trabajo, exposición a sustancias químicas o tóxicas, radiación u ondas de radio de alta intensidad, desnutrición, etc.
¿Cómo puedo enviar mi testimonio?

Monarcas siempre está en búsqueda de personas valientes que deseen exponer sus casos a través de nuestro sitio web. Será un honor contar con su valiosa colaboración. Por favor envíe su historia a informes@laverdaddelsida.com
¿Cómo puedo aportar o donar a la misión Monarcas?

Monarcas requiere recursos económicos para sus actividades, como seminarios, congresos, charlas, distribución de material impreso, grabación y edición de video, etc… Si desea colaborar con la misión de Monarcas por favor envíenos un correo electrónico a informes@laverdaddelsida.com para coordinar el mejor modo de donación para usted.
Necesito contactar directamente con la misión Monarcas.

Puede contactarse directamente con nosotros a través de nuestro correo electrónico: informes@laverdaddelsida.com o mediante nuestro formulario de contacto

FUENTE: http://www.laverdaddelsida.com/

Estas pruebas llamadas "del VIH" se usan tajantemente para pronunciar condenas de muerte, y sólo son pruebas que indican la presencia de anticuerpos no especificados en la sangre del paciente, anticuerpos que pueden haber sido generados por más de 60 condiciones diferentes que no tienen nada que ver ni con el SIDA ni con el ilusorio VIH.

por el Profesor Jens Jerndal.
M.D.(MA), D.Sc.h.c., M.Sc., B.A., F.W.A.I.M.

Supuestamente las estadísticas son la piedra fundacional de la ciencia moderna, una ciencia exclusivamente preocupada por las cantidades, las medidas y los números, y utilizados como prueba indiscutible. Desafortunadamente, es fácil producir resultados erróneos o parciales involuntariamente al sólo pasarse por alto ciertas reglas complicadas y específicas para tomar muestras o sopesar la información.

Pero lo más fascinante de las estadísticas es que un astuto estadístico puede hacer magia con las cantidades, e intencionalmente crear la ilusión de probar o desaprobar casi cualquier cosa.

Las estadísticas del SIDA son un escaparate de lo ilusorio. Son claramente fabricados de encargo, utilizando varios trucos ilusionistas para inflar los números hasta el punto donde inspirarán suficiente terror o pánico en la población para permitir a los que ejercen el poder introducir medidas excepcionales de control sobre la población por medio de la fuerza, tales como intervenciones “médicas” obligatorias, y restricciones a la libertad de movimiento y actuación. Algo así como un toque de queda para contener una situación de solevantamiento o guerra.

Por el momento, olvidemonos de las posibles razones para tal manejo de poder, y sólo observemos la forma en que las estadísticas del SIDA son manipuladas de hecho, intencionalmente, para transmitir una impresión groseramente distorsionada de la realidad subyacente, con proyecciones alarmistas e infundadas para el futuro.

¿Cuáles son los trucos ilusionistas a que me refiero? Primero que nada, se emplea una técnica de reporte acumulativa, que no es utilizada para otras enfermedades y que no tiene otra base lógica o utilidad que la de crear la impresión de que las cantidades son más grandes de lo real y que van en aumento. En lugar de informar cuántos nuevos casos de SIDA se han registrado en un año en particular, se proyecta el número total acumulado desde que comenzó el reporte. Esto crea más impacto y, con suerte, la gente lo entiende como una cifra anual.

Una segunda técnica generosamente utilizada para reportar la evolcuión del SIDA es cambiar cada tanto la base de los números incluidos, especialmente cuando las cifras no conforman las expectativas. Esto se ha hecho en varias formas, la más importante siendo la ampliación de definiciones de lo que se diagnostica como SIDA. Por ejemplo, se han sumado enfermedades nuevas a las llamadas “definitorias del SIDA”, de modo que ahora hay al menos 29 tales enfermedades diferentes, que todas existieron antes de la entrada del SIDA en escena.

Cuando una de estas enfermedades va acompañada de una prueba positiva del VIH es considerada como SIDA, pero si la prueba es negativa, la misma vieja enfermedad no se diagnostica como SIDA.

Lo que hay que saber, es que estas pruebas llamadas “del VIH” o incluso “del SIDA” y que se usan tajantemente para pronunciar condenas de muerte, en realidad sólo son pruebas que indican la presencia de anticuerpos no especificados en la sangre del paciente, anticuerpos que pueden haber sido generados por cualquiera de más de 60 condiciones diferentes que no tienen nada que ver ni con el SIDA ni con el ilusorio VIH.

Es fácil comprender que cuantas más enfermedades se incluyan, más grande será la cantidad de gente afectada por ellas. Ésta es una de las formas por las cuales se puede mostrar que el SIDA aumenta en cantidades, cuando los hechos reales muestran lo contrario. El hecho es que el número de nuevos casos de SIDA en los Estados Unidos llegó a su pico en 1992 y ha disminuido desde entonces. No es la impresión que recibimos de los medios, las autoridades estadounidenses o las agencias de las Naciones Unidas. También es importante ser conscientes del hecho de que en África no se requiere la prueba del VIH para diagnosticar el SIDA. Cualquier enfermedad que dure más de un mes y tenga ciertos síntomas será automáticamente diagnosticada como SIDA. Todas aquellas enfermedades han existido siempre, y eran comunes desde mucho antes de que existiera el concepto del SIDA. Ésa es una de las muchas razones para los números inflados de los casos de SIDA en África. Pero aún con esta definición liberal los números reales son mucho más pequeños de lo que se lee en los periódicos.

La razón para esto es que las cifras que vemos no están basadas en hechos reales, sino en “estimaciones”, liberalmente condimentadas con infladas proyecciones del futuro, tan imaginativas como infundadas. Obviamente, es preferible usar “estimaciones” mientras sea posible, pues éstas pueden ser infladas a voluntad, en lugar de quedarse con las cantidades menos glamorosas de los registros existentes. Además, cuando uno quiere publicar la cantidad de “Infectados de VIH”, las estimaciones son la única opción, pues no hay forma de conocer la cifra. Sólo un pequeño porcentaje es sometido a la prueba de anticuerpos, falsamente etiquetada “prueba de VIH”, de modo que cualquiera es libre de estimar las cantidades. Si sólo se informara la cantidad de casos diagnosticados correctamente con la enfermedad del SIDA (y no la construcción nunca probada “infectado con el VIH”, las cifras ciertamente no causarían alboroto alguno, y mucho menos pánico.

En un reporte reciente de los Estados Unidos, se sostuvo que al menos un tercio de las personas VIH positivas ¡ni siquiera sabía que estaban infectadas! Si ellos mismos no lo sabían, y nunca se han hecho la prueba, entonces ¿cómo podía el investigador, o cualquier fuente que usara, saber que esta gente era VIH positiva? Las estadísticas del SIDA están llenas de este tipo de aseveraciones absurdas y sin sentido, pero nadie parece notarlo, ni reaccionar.

Una de las pocas fuentes fácticas de estadísticas africanas sobre el SIDA es la prueba de anticuerpos (llamada de VIH) en mujeres embarazadas en los centros públicos de maternidad. Los resultados de la prueba muestran que un alto porcentaje es “VIH positivo”. ¿Por qué? Porque hay más de 60 condiciones médicas diferentes que pueden dar un “falso resultado positivo”, ¡y entre estas está el embarazo mismo! Otras son cualquier tipo de vacunaciones e infecciones recientes incluyendo la gripe corriente, además de enfermedades endémicas en Africa tales como hepatitis, malaria y tuberculosis.

Considerando que la prueba es realizada en mujeres embarazadas, cuando el embarazo es una de las causas reconocidas para un falso positivo, y considerando que las mujeres a menudo pobres y desnutridas que van a esos centros con gran probabilidad también se hayan expuesto a varias de las otras condiciones, es predecible que un alto porcentaje de ellas deba dar un falso positivo. Sin embargo, esto no significa ni que son realmente positivas – lo que, además, no significa nada en sí – y ciertamente no significa que por eso desarrollarán alguna vez el SIDA.

Aún así, estos resultados evidentemente imprecisos, y esencialmente sin sentido son computados y aplicados a toda la población africana, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, ricos y pobres. Como si se aplicaran igualmente a todos y como si fueran prueba de la incidencia del SIDA. Nada de eso es cierto, y cualquiera con un conocimiento rudimentario de las pruebas y las estadísticas debería ser consciente de ello. Así es cómo se fabrican y se da publicidad a las estadísticas del SIDA en África.

Incidentalmente, aparte de las más de 60 causas comunes para un resultado de “falso positivo”, se ha probado que los resultados para una y la misma persona pueden variar de una ocasión a otra, aún en el mismo laboratorio, y aún más de un laboratorio a otro, y de un país a otro. La razón es que no hay una regla de oro para la prueba, es decir que es arbitrario exactamente desde dónde en una escala continua se registra un resultado positivo. Y este tipo de pruebas se utiliza para decirle a los pacientes que morirán de SIDA, y que para prolongar el proceso debe tomar drogas obscenamente costosas que los enfermarán e incluso los matarán, pero nunca los curarán.

Éste es el trasfondo para la renuencia del presidente sudafricano Mbeki a ofrecer estas drogas no solo ineficaces, sino fatalmente dañinas, a expensas del Gobierno, a su gente, y especialmente a mujeres embarazadas y a recién nacidos. Y muy buena razón tiene para ello. Sin embargo, las fuerzas políticas internacionales contra las cuales está luchando, son más fuertes que él.

Otro ejemplo de los espejismos en la publicidad del SIDA es el siguiente. Un estudio demostró supuestamente que un grupo de hombres jóvenes a quienes les daron “VIH positivo” presentaban un mayor índice de muerte que un grupo que no era “VIH positivo”, y cualquiera que leyera esto asumiría automáticamente que los hombres VIH positivos murieron de SIDA. Sin embargo, el estudio no especificó las causas de las muertes en el grupo VIH positivo. Cuando fue investigado, si bien hubo una correlación entre el resultado “VIH positivo” y un índice de muerte ligeramente más elevado, se descubrió que esas muertes no fueron causadas por el SIDA. Un típico caso de estadística usada como cortina de humo.

En África, la información oficial de casos de SIDA está además basada en criterios que varían de una área a otra, y de una agencia a otra.. El hecho de que hay apoyo financiero para los casos de SIDA, mientras que éste no es el caso para las enfermedades viejas, también impulsa a los interesados a reportar cualquier enfermedad como SIDA, cuando de hecho son simples casos de tuberculosis, malaria u otras enfermedades endémicas clásicas de África.

Curiosamente la tuberculosis y la malaria, ambas muy comunes en África desde siempre, son entre las varias enfermedades que han sido incluidas entre las enfermedades definitorias del SIDA, y todas ellas pueden dar un resultado de “falso positivo” en la prueba de VIH. Ingenioso, ¿verdad? ¿Ven el humo y los espejos?

De acuerdo con estimaciones oficiales de UNAIDS, a finales de 2000 unos 36,1 millones de personas en todo el mundo estaban “infectadas” y “viviendo con VIH/SIDA”. De éstas, 25,3 millones supuestamente viven en el Sub-Sahara africano. Mi pregunta sobre esta cifra es: ¿Cómo lo saben? En el tercer mundo, el SIDA puede ser diagnosticado sin la llamada prueba de VIH, pero la “infección de VIH” no, y es un hecho de que muy poca gente está siendo examinada, y los que dan un resultado positivo sólo integran una infinitesimal porción de los 36,1 millones que afirma el UNAIDS que está “viviendo con VIH”. ¿Cómo justifica UNAIDS el resto?

Típicamente, no se hace distinción entre por un lado ser VIH positivo mientras se está sano, y por otro lado estar realmente enfermo de SIDA “fulminante”, ¡como si fuera la misma cosa! Ésta es otra de las muchas cortinas de humo. La misma fuente estimó (¡) que el número de nuevas infecciones en 2000 sería de 5,3 millones en todo el mundo. El número estimado (¡) de muertes totales de SIDA (observen el reporte acumulativo) se dice que sería de 21,8 millones.

Puesto que sabemos que extremadamente pocas pruebas de HIV se realizan en África debido a su alto costo, no podemos evitar de preguntar cuál es la base para estas estimaciones. Y aún más así como sabemos que la cantidad de muertes por SIDA oficialmente registrada desde el comienzo de la “epidemia” hace casi 20 años, alcanza sólo una pequeñísima fracción de las estimaciones propagadas por UNAIDS. Y esto a pesar de todas las razones descritas para inflar las estadísticas de SIDA en África.

Un argumento ofrecido por los inflacionistas de la estadística para explicar esta discrepancia, es que la mayoría de las muertes por SIDA son reportadas como algo diferente, tanto porque la gente no quiere admitir que sus parientes murieron por tal enfermedad avergonzante o aun ¡porque no sabían que era SIDA! Pero aquellos que hacen las estimaciones aparentemente lo saben. Sin ninguna prueba de VIH. Uno se pregunta cómo. ¿Por pura adivinación? Algo aquí no encaja.

¿Qué más podemos inventar para conjurar la impresión de que el SIDA es una pandemia de rápida extensión que amenaza con diezmar a la población mundial, a menos que nos anticipemos y la derrotemos obligando a la gente a atragantarse con quimioterapia costosa y letal, engañosamente llamada “antiretroviral”?

Una cosa es elegir el grupo de edad que tiene el índice de muerte más bajo de todos, como por ejemplo los jóvenes entre 20 y 30 años, y descubrir que el SIDA (o más probablemente los “antiretrovirales” prescritos para ello) es “la principal causa de muerte” de este grupo. Asegúrense de no revelar el porcentaje real, ya que por ser muy pequeño disolvería el efecto. Pero debido a que muy poca gente de este grupo muere de causas naturales, se puede inferir que el SIDA es “la causa principal” o al menos “una causa principal” de muerte en este grupo, junto con el suicidio y los accidentes.

Publicando esto con toque de clarines y trompetas, el público fácilmente llegaría a la falsa conclusión de que el SIDA es una causa principal de muerte, punto. O que al menos un porcentaje muy alto del grupo en cuestión muere de SIDA. Cuando la verdadera escala de muerte por SIDA, aún en este grupo, puede ser tan baja como una fracción del uno porciento. Ahora lo ven – ahora no. Es una manera en que los ilusionistas realizan su magia estadística sin mentir realmente.

Finalmente, podemos jugar la eficaz carta emocional de los húerfanos, estimando todos los millones de huérfanos que hay por el SIDA. La definición de huérfano es un niño que ha perdido uno de sus padres de cualquier manera, y en realidad no existe documentación confiable para saber cuántos de esos padres desaparecidos murieron por SIDA, o si murieron realmente. Hasta ahora la razón más común de la pérdida de padres en África son las guerras que han estado azotando el continente por décadas para desestabilizar la región y vender armas.

Un ejemplo de la India ilustra lo que está ocurriendo. Las estadísticas oficiales presentadas en las Naciones Unidas anunciaron que India tenía 560.000 huérfanos de SIDA – ¡con sólo 17.000 muertes por SIDA! Durante una conferencia de prensa, un periodista preguntó al Dr. David Miller, el Representante de UNAIDS en el país, de dónde sacaron esas cifras de huérfanos por SIDA. No tuvo respuesta.

El ministro de salud indio refirió la cuestión a la persona que se encarga de la recolección de datos del VIH/SIDA para el Gobierno. Dijo que no había estimaciones del número de huérfanos de SIDA en India. Cuando se preguntaron al Dr. Miller cuál era su fuente de la estimación, dijo: “No puedo revelar esa fuente. Tendré que hablar con mis colegas en Ginebra sobre eso.”

Otra cosa que no ha dejado de fascinarme es cómo las agencias públicas supuestamente profesionales y responsables como WHO pueden saber que, por ejemplo, la incidencia del VIH (a menudo interpretado como igual al SIDA) en las adolescentes africanas ha aumentado un 26 % (o cualquiera sea el porcentaje reportado) de un año a otro. ¿Cuál es la fuente de este tipo de cifras? ¿Es una escuela donde se realizó la prueba a unas pocas niñas durante el año anterior y se volvieron a examinar a otras al año siguiente? ¿Ese año tal vez después de que fueron vacunadas o tenían su brote anual de gripe? – ¿O se limitó a adolescentes embarazadas? ¿A cuántas niñas se hizo la prueba? ¿Cómo fue hecha? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¡Podemos ver los estudios, por favor!

La mayoría de la gente no se da cuenta de que a menudo, cuando se da un porcentaje para un país o un grupo de gente, sólo un pequeño número de gente fue realmente investigado. El porcentaje encontrado en esa pequeña muestra se acepta como generalmente válido para todo el grupo, o todo el país, por más grande que sea el riesgo de que los investigados no sean representativos a todo el grupo a que se aplica. Un estadístico que conoce su oficio y que quiere engañar, puede eligir su muestra de tal forma que favorezca un cierto resultado, sin manipular las cantidades como tales.

Para redondear esta exposición de los ilusionistas estadísticos, daré un ejemplo dramático de lo qué se puede ocultar trás la confiabilidad aparente de las estadísticas sobre la llamada “prueba del VIH”.

Se ha alegado que una cierta prueba de VIH tiene un 98% de fiabilidad. En función del argumento, asumamos que éste es un índice correcto. Debido a que nuestra cultura está hipnotizada por los números y las cantidades, los porcentajes y las mayorías, esto sonará muy alentador para muchos. Pero ¿qué puede significar esa verdad estadística para las personas individuales, en la vida real? Echemos un vistazo.

En una muestra de la población estadounidense promedio, la estimación aceptada sobre la prevalencia del VIH es de un orden del 0,04% por 10.000 personas. Asumiendo que examinamos a 100.000 estadounidenses, esperaríamos encontrar 40 VIH positivos. Esto significa que el resto de las 99.960 personas son VIH negativas. Sin embargo como la prueba es solo un 98% segura, puede identificar falsamente un 2 % de estas 99.960 personas como VIH positivo En otras palabras 1,999 personas! Eso significa que un 98% de los así identificados por la prueba como “VIH positivos” no son positivos. En otras palabras, la prueba, que dice ser un 98% segura y así probada para uso comercial, es de hecho un 98% imprecisa desde el punto de vista de quienes tuvieron resultado positivo.

Imaginen el destino de esas 1.999 personas sanas cuando se les dice que pronto tendrán SIDA, y son exhortadas, intimidadas, o seducidas por el establecimiento médico oficial a tomar AZT y drogas similares amenazantes para “retrasar el comienzo del SIDA”. Aparte del enorme costo de este tratamiento (y las ganancias del negocio farmacéutico) , ¿cuántos de ellos creen que sobrevivirán tal odisea? No muchos, les puedo asegurar.

¡Qué escenario diabólico! Toda la población es obligada por terror a hacer la prueba, y todos quienes son positivos deben comprar AZT o un tratamiento de drogas igualmente tóxico, que lleva a una muerte segura. Si aún creen en la propaganda de los medios de que el AZT es una droga que salva vidas, investiguen algunos hechos fácilmente verificables en el sitio web www.virusmyth. com, hagan click en FIND; luego en AZT para una amplia elección de información de hechos, y finalmente en Anthony Brink para el trasfondo de un caso pendiente de la corte en Sudáfrica.

Asumimos solamente que la prueba es realmente un 98 % precisa. Parece que nadie ha pensado en preguntar cómo puede ser establecida esta cifra, ya que no existen controles verifiables. Como el resto del dogma imperante del SIDA, y la mayor parte de la “ciencia del VIH”, es simplemente un acto de fe. En realidad, en la base de lo que hemos descubierto en este artículo, sabemos que el margen de error puede ser muy grande. Pero también sabemos que tener un resultado positivo en una prueba de anticuerpos no específicos, o contra un hipotético VIH que nunca fue aislado, no significa nada, pues por sí mismo no tiene valor predictivo alguno para el desarrollo de SIDA.

¿Debemos entonces concluir que todo que nos dicen del SIDA y del VIH no es más que humo y espejismos para tentar al público confiado “en riesgo” a una ciénaga de redituables pruebas y tratamientos, abiertamente confesado que no llevan a ningún lado sino a la obliteración y a la muerte?

Una interpretació n todavía más siniestra es que el pánico y el terror generados por la intensa campaña publicitaria, están intencionalmente diseñados para allanar el camino a un estado global de emergencia, justificando restricciones a largo plazo a los derechos y libertades civiles, y hasta intervenciones militares.

Fue siniestra de verdad, la nota que hizo sonar la presidencia de Clinton en 2000 cuando el SIDA era declarado una cuestión de seguridad nacional. Y no se refería al SIDA en los Estados Unidos, sino el SIDA en el mundo, y especialmente en África. ¿Podemos rastrear una agenda política oculta detrás de esto, tal vez hasta una trama poderosa para el control global?

Pudo no haber sido el comienzo fríamente planeado de un consistente escenario político, pero tal vez deberíamos, después de, todo, recordar cómo comenzó todo. Fue la administració n Reagan-Bush durante un año electoral – sin previa revisión de pares, debate científico público o consenso – que declaró que un nuevo retrovirus era “la causa probable del SIDA”, sin ninguna prueba científica, y prometiendo una vacuna en un período de dos años. Eso fue en 1984, el año que marcó el título del famoso libro visionario de George Orwell sobre un gobierno futuro llamado “Gran Hermano”. Desde esa declaración en abril de 1984 el gobierno federal de los Estados Unidos tomó control dictatorial de la “epidemia” de SIDA, pronto promovida a “pandemia”, mientras las autoridades federales de los Estados Unidos solos decidían qué investigación solventar, qué tratamientos (= drogas) aprobar, qué debería ser publicado en los diarios profesionales, y qué decir a la población a través de los medios.

Contra este trasfondo, se entenderá con más facilidad que la presencia del nuevo retrovirus VIH en la gente que “dio positivo”, es sólo inferida por ciertos “marcadores” no específicos mientras que, hasta la fecha, no se ha aislado tal virus de un paciente. Créase o no, éstos son los hechos y cualquiera que quiera tomarse la molestia puede verificarlo. Muchos investigadores inmejorablemente acreditados y con sumo prestigio señalan que los anticuerpos no específicos descubiertos en una “prueba VIH positiva” no constituye prueba alguna de “infección de VIH”. ¡Muchos incluso sostienen que el vilipendiado VIH probablemente ni existe, y aún si existe, no es definitivamente capaz de causar SIDA!

¿Han notado, por cierto, que las personas oficialmente declaradas “en riesgo” fueron primero blancos socialmente indeseados, a saber varones homosexuales, adictos a drogas intravenosas, prostitutas y hemofílicos; luego los negros pobres de los Estados Unidos, y ahora principalmente los negros africanos del Sub Sahara? Y que la primera – y por mucho tiempo la única – droga autorizada en los Estados Unidos para los pacientes de SIDA fue AZT , una droga inventada para tratar el cáncer en los años 1960 pero entonces considerada demasiado tóxica para ser aprobada para el consumo humano. Sin embargo, para los grupos de riesgo del SIDA fue aprobada en un procedimiento “exprés” que luego se reveló como fraudulento.

Para un número creciente de profesionales y observadores agudos es cada vez más obvio que el SIDA no es causado por ningún virus, que no se transmite sexualmente, y ni siquiera es contagioso. Por el contrario, el SIDA es un síndrome multifactorial, y entre sus causas más importantes destacan drogas de todo tipo junto con químicos venenosos, entre ellas los insecticidas, los pesticidas, y los lubricantes anales relacionados con el benceno utilizados por algunos homosexuales. Otros factores pueden ser múltiples infecciones parasitarias, virales y bacterianas, acompañadas por mala nutrición. Al final, y no menos, figuran drogas de prescripción médica, y más particularmente las extremadamente tóxicas prescritas rutinariamente para el SIDA y la “infección de VIH”.

No escasean los tratamientos efectivos no tóxicos para el SIDA, y es perfectamente posible curarlo. Sólo tenemos que reconocer las verdaderas causas, y dejar de envenenar a la gente hasta que mueran.

¿Cómo encaramos esta situación?
Elevando nuestro nivel de conciencia y cuestionando toda la información que recibimos de los medios de comunicacaión y de las agencias de gobierno, y más particularmente así si se originan en cuarteles con intereses económicos o políticos creados.

No dejando que nos usen, nos intimiden o nos sacrifiquen en los altares de la ciencia corrupta, los juegos políticos de poder y la despiadada ganancia del negocio de las drogas.

Y sobre todo: ¡*utilizando nuestro sentido común* y pensando por nosotros mismos!

No hemos podido encontrar ninguna buena razón por la cual la mayoría de la gente sobre la tierra cree que el SIDA es una enfermedad causada por un virus llamado VIH. Simplemente no hay evidencia científica alguna que demuestre que eso es cierto.

por Kary Mullis (Premio Nóbel de Química por crear la técnica PCR)
Prefacio al libro del Dr. Peter H. Duesberg:
Inventing the AIDS virus
Artículo publicado en el Nº 46 de la revista Medicina Holística, editada por la Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C)

En 1988 trabajaba como consultor en Specialty Labs, en Santa Mónica, realizando análisis del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Sabía bastante de análisis de cualquier cosa con ácido nucleico, porque había inventado la Reacción en Cadena de la Poliomerasa (Polymerase Chain Reaction: PCR). Por eso me contrataron. Por otra parte, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) era algo de lo que no sabía demasiado. De este modo, cuando me encontré escribiendo un informe sobre nuestros progresos y objetivos para el proyecto patrocinado por los National Institutes of Health, me dí cuenta de que no conocía la referencia científica para apoyar la declaración que acaba de escribir: El VIH es la probable causa del SIDA. Así que me volví al virólogo de la mesa de al lado, un tipo serio y competente, y le pregunté por esa referencia, dijo que no necesitaba ninguna; yo no estuve de acuerdo.

Pese a que es verdad que ciertos descubrimientos o técnicas científicas están tan bien establecidas que sus fuentes ya no se aluden en la literatura contemporánea, ése no parecía ser el caso de la conexión VIH/SIDA. Para mí, era muy notable que el individuo que había descubierto la causa de una enfermedad mortal y hasta ahora incurable, no fuese continuamente aludido en las publicaciones científicas hasta que la enfermedad estuviese curada y olvidada. Pero, como pronto aprendería, el nombre del individuo -que sería seguro materia de Premio Nóbel- no estaba en boca de nadie. Por supuesto, esta simple referencia debía estar en alguna parte ahí fuera. De lo contrario, decenas de miles de funcionarios y reconocidos científicos de diversas procedencias, que intentan aclarar las trágicas muertes de un considerable número de homosexuales y/o consumidores de drogas intravenosas de edades comprendidas entre los 25 y los 40 años, no habrían permitido que su investigación se limitase a una estrecha vía de estudio. No todo el mundo pescaría en la misma charca a menos que estuviese completamente verificado que el resto de charcas estaban vacías. Tenía que haber un informe publicado, o quizás varios, que juntos indicasen que el VIH es la posible causa del SIDA. Tenía que haberlo.

Hice indagaciones con el ordenador, pero no encontré nada. Por supuesto, puedes perderte información importante con las búsquedas por ordenador sólo con no introducir las palabras clave concretas. Para estar seguro de una conclusión científica, lo mejor es preguntar a otros científicos directamente. Esa es una de las cosas para las que sirven esos congresos en lugares lejanos con bonitas playas. Como parte de mi trabajo, iba a muchos encuentros y congresos. Adquirí el hábito de acercarme a cualquiera que diese una charla sobre SIDA y preguntarle qué referencias debía citar para esa cada vez más polémica declaración: el VIH es la probable causa del SIDA. Después de 10 ó 15 encuentros en un par de años, empecé a preocuparme cuando vi que nadie podía citarme la referencia.

No me gustaba la fea conclusión que se estaba formando en mi mente: la campaña entera contra la enfermedad considerada con creces como la peste negra del siglo XX, estaba basada en una hipótesis cuyos orígenes nadie podía recordar. Eso desafiaba tanto al sentido científico como al común.

Finalmente, tuve la oportunidad de interrogar a uno de los gigantes de la investigación del VIH y del SIDA, el doctor Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, cuando dió una charla en San Diego. Esta sería la última vez en que sería capaz de realizar mi pregunta sin mostrar cólera. Me figuré que Montagnier conocería la respuesta. Así que se la planteé, y con una mirada de perplejidad condescendiente, Montagnier dijo: "¿Por qué no cita el informe de los Centers for Disease Control (CDC, Centros para el Control de Enfermedades)?". Yo contesté: "No se refiere realmente al tema de si el VIH es o no la probable causa del SIDA, ¿o sí?". "No", admitió, sin duda preguntándose cuánto tardaría en marcharme. Buscó ayuda en el pequeño círculo de personas a su alrededor, pero todos estaban, como yo, esperando una respuesta más concluyente. "Por qué no cita el trabajo sobre el VIS (Virus de la Inmunodeficiencia Simia)?", ofreció el buen doctor. "También he leído eso, doctor Montagnier", contesté. "Lo que les pasó a esos monos no me recuerda al SIDA. Además, ese informe fue publicado sólo hace un par de meses. Estoy buscando el informe original con el que alguien demostró que el VIH causa el SIDA". Esta vez, como respuesta, el doctor Montagnier se dirigió hacia el otro lado de la habitación para saludar a un conocido.

No hemos podido encontrar ninguna buena razón por la cual la mayoría de la gente sobre la tierra cree que el SIDA es una enfermedad causada por un virus llamado VIH. Simplemente no hay evidencia científica alguna que demuestre que eso es cierto. Tampoco hemos sido capaces de descubrir por qué los médicos recetan una droga tóxica llamada AZT (Zidovudina-Retrovir) a personas que no tienen otro mal que la presencia de anticuerpos al VIH en su cuerpo. De hecho, no podemos entender por qué ningún ser humano debería tomar esa droga cualquiera que fuese la razón que se adujese. Ni Duesberg ni yo podemos entender cómo ha surgido esta locura, y habiendo vivido ambos en Berkeley hemos visto algunas cosas muy extrañas. Sabemos que errar es humano, pero la hipótesis VIH/SIDA es un error diabólico. Digo esto bastante alto como advertencia. Duesberg lo ha estado diciendo durante mucho tiempo.